Introducción
Los parásitos internos constituyen un problema serio para el ganado bovino, ya que provocan pérdidas que van desde reducción en la ganancia de peso, disminución en la producción (leche o carne), inmunosupresión y hasta la muerte en casos de infestaciones severas en animales jóvenes.
Los parásitos de mayor importancia económica en la ganadería pertenecen al grupo taxonómico de los helmintos y los protozoarios; entre los helmintos cobran gran importancia los nemátodos (gusanos redondos), tremátodos (gusanos planos) y los cestodos; mientras que entre los protozoarios son importantes el género Eimeria.
Antecedentes
En la clase Nematoda incluye el mayor número de parásitos de importancia económica que afecta a la ganadería, y pueden habitar a lo largo de todo el tracto gastrointestinal y los pulmones principalmente, aunque pueden infestar otros órganos y tejidos (fases larvarias). Entre las características más importantes de estos parásitos es que tienen sexo diferenciado; tienen un ciclo biológico directo (Fig. 1) y generalmente la larva infestante es la L3. Las vías de infestación pueden ser: oral, percutánea, intrauterina y galactogénica. La mayoría de estos parásitos tienen hábitos hematófagos (Haemonchus, Ostertagia, Agriostomun, Nematodirus, Trichostrongylus, etc.) aunque otros se alimentan del contenido intestinal (Ascaris).
En la clase Trematoda, revisten gran importancia dos géneros: Fasciola spp. y Paramphistomun spp.; la primera parasita el hígado y la segunda el rumen de los bovinos. En la fasciolasis, las lesiones más graves son causadas por las duelas juveniles cuando migran a través del parénquima hepático, alimentándose de tejidos (histiófagos), hasta llegar al estado adulto y alojarse en los conductos biliares. En el caso del Paramphistomun spp., las lesiones fuertes son causadas por las duelas juveniles en su migración a través de la pared intestinal (provocando diarreas profusas) hacia el rumen donde alcanzan el estadío adulto. Ambos géneros se caracterizan por ser hermafroditas y por tener un ciclo biológico indirecto (Fig. 2); el hospedador intermediario de ambos es un caracol del género Limnea; La fase infestante en los dos géneros es la metacercaria y su vía de infestación es la oral. Estos parásitos son frecuentes en zonas inundadas y/o en represas, aguajes, riveras de ríos, lagos y lagunas donde se dan las condiciones propicias para el desarrollo del hospedador intermediario.
De clase Cestoda, tienen especial importancia para los bovinos los parásitos del género Moniezia; estas se caracterizan por tener el cuerpo segmentado (proglótidos); cada proglótido es independiente y cuanta con todos los órganos (digestivo, reproductivo, nervioso, etc.); en cada proglótido están presentes ambos sexos (hermafroditas). El parásito cuenta con una cabeza (escolex) que se fija a la pared intestinal y sirve como base para el desarrollo de los proglótidos; los nuevos proglótidos se desarrollan a partir del escolex y empujan al proglótido anterior y así sucesivamente, pudiendo llegar a medir hasta 6 metros; cada proglótido se alimenta del contenido intestinal. El ciclo biológico es indirecto (Fig. 3) y tiene como hospedador intermediario a ácaros oribátidos que están presentes en el suelo, los cuales se alimentan de hongos y musgos. La forma de infestación es por ingestión de los ácaros infestados con cisticercoides (fase infestante de los cestodos). Las infestaciones son más severas en animales jóvenes, mientras que los adultos pueden resistir mejor la parasitosis.
Los Protozoarios del género Eimeria son los causantes de la coccidiosis en bovinos. Esta parasitosis afecta de forma aguda a los animales jóvenes ya que los adultos poseen inmunidad contra ellos, presentándose en éstos de forma crónica y constituyen la fuente de infestación. Son parásitos intracelulares altamente específicos, los coccidios de bovinos no afectan a otras especies de animales. Actualmente se conocen 13 especies diferentes que parasitan al ganado bovino, siendo, de estas, las más importantes: E. zuernii, E. bovis, E. ellipsoidalis y E. auburnensis. Tienen un ciclo biológico directo (monoxeno) (Fig. 4), y se desarrolla en dos etapas: Asexual (esquizogonia y esporogonia) y sexual (gametogonia). La enfermedad se puede presentar en dos formas: Aguda (frecuente en jóvenes de 3 semanas a 6 meses de edad) y crónica (animales adultos).
Efecto sobre el ganado
La importancia de los parásitos, estriba en las lesiones y alteraciones que puede llegar a causar al animal afectado. Estas lesiones pueden ser de tipo mecánico, expoliatriz, obstructivo, competitivo, tóxico así como un efecto inmunosupresor. Dependiendo de la especie de parasito y de la cantidad de parásitos presentes será la magnitud de las lesiones ocasionadas al hospedador.
Factores a considerar para el control de parásitos
Para llegar a tener un control adecuado de las parasitosis internas, es necesario tomar en cuenta los siguientes factores: 1) Factores intrínsecos del parásito, 2) Factores intrínsecos del huésped, 3) Factores ambientales y 4) Factores intrínsecos de los desparasitantes, mientras más conocimientos se tengan de estos factores, se tendrán mejores armas para establecer calendarios prácticos y efectivos de desparasitación. A continuación, se describirán brevemente estos factores:
Organofosforados. Son de los productos más antiguos, pero tienen un buen efecto contra parásitos gastrointestinales, ascáridos, cestodos; además el triclorfón actúa contra Oestrus ovis, Habronema spp. o llaga de verano así como contra hongos; otras aplicaciones de los productos son contra ácaros de la sarna, piojos y pulgas (aplicados en forma tópica). Su mecanismo de acción es la inactivación irreversible de la acetilcolinesterasa provocando parálisis espástica y muerte de los parásitos. El rango de seguridad de estos productos es muy estrecha (dos veces la dosis recomendada), por lo que su aplicación requiere observación y seguimiento. Los signos de intoxicación son: salivación, lagrimeo, orina, disnea, defecación. Antídoto: sulfato de atropina y pralidoxima.
Imidazotiazoles (levamisol y tetramisol). Tienen efecto contra nemátodos gastrointestinales y pulmonares, aunque solo actúan sobre vermes adultos lo que obliga a volver a desparasitar a los 21 a 28 días de la primera desparasitación. Actúan provocando la estimulación nicotínica de células del cordón ganglionar y del Sistema Nervioso Central, lo que provoca parálisis espástica y los parásitos pueden ser expulsados vivos. Tiene efecto inmunoestimulante a dosis baja. Por lo general manejan un poco margen de seguridad; dos veces la dosis recomendada provoca en el ganado: labios colgantes, salivación y movimientos de la cabeza (cabeceo). No se deben aplicar en animales gestantes. Antídoto: sulfato de atropina.
Benzimidazoles (fenbendazol, albendazol, ricobendazol, triclabendazol, tiabendazol, oxibendazol). Son productos de amplio espectro que afectan a nemátodos gastrointestinales y pulmonares; tienen acción sobre parásitos adultos, estadíos larvarios y además tienen efecto ovicida; por lo que tienen un efecto especialmente importante cuando se va a cambiar al ganado de potrero. Otro punto importante es que como tienen efecto larvicida, no es necesario repetir la desparasitación a los 21 a 28 días de la primera aplicación. Algunos miembros del grupo (triclabendazol) tienen efecto sobre tremátodos (Fasciola hepatica) afectando inclusive a duelas juveniles. Estos productos causan degeneración de los microtúbulos citoplasmáticos, inhiben el transporte de la glucosa interfiriendo con la producción de energía. El rango de seguridad es muy amplio, de 20 a 30 veces la dosis recomendada.
Pro-benzimidazoles (febantel, netobimin). Estos productos se metabolizan en el organismo y por lo general se transforman en albendazol, teniendo acción similar a este producto.
Salicilamida y sustancias fenólicas (niclosamida, nitroxinil, rafoxanida, oxiclozanida, closantel). Actúan en los parásitos desacoplando la fosforilación oxidativa lo que provoca una depleción energética, que conduce a la muerte de los parásitos. Tienen un efecto contra tremátodos (Fasciola hepatica); generalmente son efectivos contra duelas de más de 8 semanas. Es recomendable repetir la desparasitación a los 21 a 28 días, ya que en este tiempo las duelas juveniles ya alcanzaron el estadío adulto y pueden ser afectados por el producto.
Bencenosulfonamidas (clorsulón). Inhibe la ruta metabólica de los parásitos, inhibe la glicólisis por lo que los parásitos mueren por inanición; el clorsulón (Bimectin® Plus, Fig. 5) tiene efecto contra Fasciola hepatica. Su acción es mayor en duelas de 8 semanas o más.
Tetrahidropirimidinas (pirantel y morantel). Pirantel (pomoato y tartrato) efectivo contra ascáridos, cestodos y estrongilos en perros, caballos y cerdos; morantel (tartrato) contra nemátodos del ganado (Exodus® Paste, Fig. 6). Actúan inhibiendo la acetilcolinesterasa; Además tienen acción nicotínica en la unión neuromuscular, provocando una progresiva parálisis espástica. Los tartratos son de absorción rápida, mientras el pomoato es de absorción lenta.
Lactonas macrocíclicas (avermectinas: ivermectina, abamectina y doramectina). Tienen un amplio espectro y actúan contra nemátodos y artrópodos, incluyendo a las filarias. Su mecanismo de acción consiste en abrir los canales de cloro e incrementar la liberación del ácido gamma-aminobutírico (GABA), lo cual provoca una hiperpolarización en la membrana de los invertebrados produciendo una parálisis flácida de los parásitos. Son productos relativamente seguros para todas las especies. Dosis altas pueden provocar signos nerviosos, que incluyen letargia, ataxia, midriasis y tremor. La acción de las avermectinas se puede incrementar cambiando la formulación hidrofílica por una formulación lipofílica. Esta formulación lo hace menos irritante y que pueda ser aplicado en forma intramuscular; además de que protege al ingrediente activo y evita que se precipite; otra característica de esta formulación es que le confiere al ingrediente activo un efecto esponja lo cual permite su lenta liberación, prolongando más su tiempo de efectividad.
Las formulaciones deben poseer un pH adecuado (Bimectin® inyectable al 1%, Fig. 7) para evitar reacciones adversas, dolor, inflamación e incluso, necrosis de tejidos. Por otro lado, las formulaciones también se pueden mejorar con agentes solubilizantes que aseguran que el producto se conserve a la concentración indicada, sin presentar precipitaciones que alteren la biodisponibilidad; y por tanto, la eficacia del producto. Se han desarrollado formulaciones pour-on a base de elementos oleosos, sin embargo estos han tenido problemas ya que después de su aplicación y cuando los animales salen al potrero, aparecen problemas y lesiones en piel por la radiación solar. Actualmente ya existen presentaciones pour-on a base de alcohol (Bimectin® Pour-On, Fig. 8), con lo cual se mejora la estabilidad y biodisponibilidad del ingrediente activo. Su absorción es mucho más rápida y la eliminación de las secuelas secundarias causadas por la luz solar con las presentaciones oleosas.
Derivados de la triazinetrona (toltrazuril). Es utilizado como agente coccidicida en diferentes especies, además tiene efecto sobre Toxoplasma, Isospora, Neospora. Actúa interfiriendo en la división del núcleo y con la actividad de la mitocondria, el cual es responsable del metabolismo respiratorio de este protozoario; el producto se puede usar en forma metafiláctica si ya se conoce la época o periodo en que afecta a los animales.
Misceláneos:
Sulfas y trimetoprim (Bimotrim CO): Aun cuando los ingredientes de esta formulación están clasificados como antibióticos, tienen adicionalmente un buen efecto para el tratamiento y control de algunos protozoarios en animales domésticos, principalmente los del género Eimeria spp. Las sulfas tiene una estructura análoga al ácido para-aminobenzoico (PABA); actúan inhibiendo competitivamente a la enzima dihidropteroato sintetasa (DHPS), que es la responsable de la incorporación del ácido fólico en la síntesis de la purina, timidina y los ácidos nucleicos (ADN y ARN), por lo tanto la célula no se puede multiplicar. Trimetoprim es un compuesto ligeramente lipofílico, estructuralmente relacionado a la pirimetamina, que tiene la habilidad de inhibir la síntesis del ácido fólico, por su acción sobre el dihidrofolato reductasa, lo que le da la capacidad de potencializar la actividad de las sulfonamidas cuando se aplican conjuntamente.
Amprolio (AmproMed®): El amprolio es un análogo de la tiamina (vitamina B1) y compite con el transporte activo de la tiamina por la coccidia, que necesita esta vitamina para multiplicarse activamente en el intestino. La gran eficacia del amprolio contra la coccidia se debe a su alta afinidad al sistema de transporte de la tiamina en la coccidia, que es 50 veces más alta que el mismo sistema en el intestino. Adicionalmente, permite que el intestino se exponga a la primera generación de esquizontes, permitiendo al hospedador desarrollar su propia inmunidad natural.
Debido a su particular forma de acción, el amprolio ofrece una triple ventaja: a) No tiene reacción cruzada con otras moléculas, b) Permite el desarrollo de la inmunidad natural de los animales y c) Una solida eficacia y una recuperación rápida de los animales.
Consideraciones adicionales
Un calendario de desparasitación no debe ser estático sino dinámico, esto quiere decir que no se debe adoptar un calendario en forma definitiva sino estarlo evaluando con frecuencia (exámenes coproparasitoscópicos), ya que el clima de cada región varía constantemente y es recomendable ajustar el calendario en consecuencia. No se puede dar un resultado como negativo hasta que se realicen varios exámenes fecales y todos resulten negativos; esto debido a la variabilidad en la liberación de huevos por el parasito y a la variación en la técnicas de muestreo. Algunos parasitólogos consideran que con tres muestreos con resultados negativos, se puede considerar como negativo de parásitos al hato. Sin embargo, esto requiere una considerable cantidad de tiempo y esfuerzo, y solo se puede determinar que ese animal o hato no tiene una infestación parasitaria durante un lapso determinado de tiempo. Es posible una infestación posterior a los muestreos, debido a la estacionalidad del ciclo biológico del parasito; el cual puede no ser detectado hasta después de un año o más, dependiendo de la frecuencia de los muestreos fecales.
Por otro lado, el programa de desparasitación debe estar adecuado para cada tipo de explotación, raza y edad de los animales, grado y tipo de parasitosis, condiciones ambientales, familia de desparasitante utilizado. Para el caso de engorda si es estabulado, semiestabulado o en pastoreo; para ganado de pie de cría o para ganado lechero. Por lo general, para ganado de cría y lechero en climas tropicales, se recomiendan 2 a 3 desparasitaciones al año para adultos y 3 a 4 desparasitaciones anuales para becerros; sin embargo esto debe ser evaluado y ajustado de acuerdo a las condiciones de cada región. En el caso de ganado de engorda, depende si es el ciclo completo, media ceba o solo finalización. Es importante evaluar tanto el calendario de desparasitación implementado, como el producto que se está utilizando, esto mediante exámenes coproparasitoscópicos antes y después de aplicar el producto; se recomienda hacer muestreos cada mes o cada dos meses. En los casos de engorda de ciclo completo y de media ceba, se pueden utilizar las ivermectinas (son más prácticas y dan mejores resultados las de formulación LA); con respecto a la engorda de finalización (60 días) es recomendable el uso de la formulación pour-on ya que cubren perfectamente el tiempo de la engorda y evitan el estrés en los animales. En el caso de que los animales procedan de zonas con problemas de fasciolasis, se recomienda el uso de combinaciones con fasciolicidas (Bimectin® Plus).
Literatura recomendada